Querido Alfonso:
En una de las últimas veces que nos vimos, cuando ya la enfermedad hacía mella en tu físico, -que no en tu espíritu luchador-, me recordaste el tiempo que hacía que nos conocíamos y una anécdota de aquella época en que disfrutábamos de nuestra espléndida juventud. Una juventud, cuya fuerza nos permitía a los dos estar metidos en mil proyectos y tareas. La anécdota se remonta a mediados de los 80, veinticinco años atrás, cuando entre otras cosas, yo dirigía la revista Yate, y tú, entre otras muchas cosas, realizabas artículos técnicos para la revista. Me recordaste que un buen día, tú te presentaste en mi despacho para entregar un articulo sobre construcción de barcos, y apenas nos vimos te dije que me tenías que hacer un favor. “Mira Alfonso, necesito que vayas a Finlandia el martes que viene porque nos invitan a realizar unas pruebas de barcos, me he comprometido a ir y resulta que no puedo porque me acaban de convocar para una reunión importante ese mismo día.....” “Pues lo siento mucho, Albert, -contestaste tú-, yo tampoco voy a poder ir porque ese mismo día también tengo una reunión muy importante....” Lo curioso del caso es que ambas reuniones iban a marcar nuestro futuro y de forma muy parecida.... A mi me contrataban para llevar la Gerencia del Puerto de Aiguadolç, en Sitges, y a ti te contrataban como Capitán de Port Ginesta....en Sitges.
No puedo olvidar tu mirada mientras me recordabas esta casualidad. Era una mirada mezcla de ternura y de complicidad. Yo pienso que tu sabías que no íbamos a tener muchas más ocasiones para recordar, en común , nuestros orígenes de profesión, y el largo camino recorrido.
En realidad, tú y yo nos hemos comunicado mucho con la mirada. A veces más que con palabras. Quizá no hacían falta. Así, a pesar de que tu manera de hacer y la mía, eran distintas, en esencia nos entendíamos bien. Incluso en la discrepancia. Recuerdo un montón de reuniones en nuestra querida ACPET, en las Juntas, en el Ayuntamiento......cuando los temas se encallaban, o surgía el conflicto, nuestras miradas se buscaban, se encontraban, y sabíamos por donde tirar. Era algo así como un código de actuación, nunca planificado, pero real, que nació de los años en común, y además, por lo que a mí atañe, del respeto a alguien que me había demostrado repetidamente su competencia.
Pensaba en todo esto y en muchas otras cosas, mientras todos tus amigos y tu familia, te despedíamos en Les Corts, y decidí que tenía que escribirlo para que siguiera vivo. Tú sabes que las palabras se las lleva el viento......excepto si están escritas. Entonces nunca mueren. Y aquí, en estas líneas, y en las que más abajo han escrito algunos de tus compañeros, algunos de entre la mucha gente que te quería, quedan reflejados un montón de pensamientos que ya son para siempre. Me gustó mucho que tu despedida estuviera llena de música, la música era importante para ti. Y así, mientras sonaba “Aquellas pequeñas cosas”, y la tristeza se expandía por la sala, entendí que tú ya no estabas allí, nosotros te despedíamos pero tú ya te habías ido. Vi tu rostro de cerca. Estabas sonriente, y tu pelo largo y rebelde, flameaba al viento, mientras recostado en la popa de tu embarcación, empuñabas con mano firme la caña. El mar y el cielo se confundían mostrando todas las tonalidades del azul. Más pálido el celeste, mas duro el marino. No parabas de observar atentamente como la brisa hinchaba la vela y hacía avanzar tu embarcación velozmente. La proa cual afilado cuchillo cortaba con precisión de cirujano la corta ola muy parecida a la de aquél Mediterráneo donde naciste. Tu rumbo te llevaba directamente a una costa ignota, en la que abundaban jardines nunca vistos, con flores desconocidas y árboles maravillosos, que algún jardinero especial había cuidado con mimo. De pronto te levantaste y pusiste la caña entre las piernas para no perder el rumbo mientras agitabas ambos brazos. Tu cara resplandecía y la sonrisa se torno más amplia. Alguien había aparecido entre la vegetación y te saludaba con una mano, mientras en la otra apretaba con fuerza un florido ramo. Cazaste un poco más la escota de la mayor......tu querida Beth te estaba esperando........ Adiós marinero.
Albert Bertrán
Director-Gerente de Port D´Aiguadolç
En una de las últimas veces que nos vimos, cuando ya la enfermedad hacía mella en tu físico, -que no en tu espíritu luchador-, me recordaste el tiempo que hacía que nos conocíamos y una anécdota de aquella época en que disfrutábamos de nuestra espléndida juventud. Una juventud, cuya fuerza nos permitía a los dos estar metidos en mil proyectos y tareas. La anécdota se remonta a mediados de los 80, veinticinco años atrás, cuando entre otras cosas, yo dirigía la revista Yate, y tú, entre otras muchas cosas, realizabas artículos técnicos para la revista. Me recordaste que un buen día, tú te presentaste en mi despacho para entregar un articulo sobre construcción de barcos, y apenas nos vimos te dije que me tenías que hacer un favor. “Mira Alfonso, necesito que vayas a Finlandia el martes que viene porque nos invitan a realizar unas pruebas de barcos, me he comprometido a ir y resulta que no puedo porque me acaban de convocar para una reunión importante ese mismo día.....” “Pues lo siento mucho, Albert, -contestaste tú-, yo tampoco voy a poder ir porque ese mismo día también tengo una reunión muy importante....” Lo curioso del caso es que ambas reuniones iban a marcar nuestro futuro y de forma muy parecida.... A mi me contrataban para llevar la Gerencia del Puerto de Aiguadolç, en Sitges, y a ti te contrataban como Capitán de Port Ginesta....en Sitges.
No puedo olvidar tu mirada mientras me recordabas esta casualidad. Era una mirada mezcla de ternura y de complicidad. Yo pienso que tu sabías que no íbamos a tener muchas más ocasiones para recordar, en común , nuestros orígenes de profesión, y el largo camino recorrido.
En realidad, tú y yo nos hemos comunicado mucho con la mirada. A veces más que con palabras. Quizá no hacían falta. Así, a pesar de que tu manera de hacer y la mía, eran distintas, en esencia nos entendíamos bien. Incluso en la discrepancia. Recuerdo un montón de reuniones en nuestra querida ACPET, en las Juntas, en el Ayuntamiento......cuando los temas se encallaban, o surgía el conflicto, nuestras miradas se buscaban, se encontraban, y sabíamos por donde tirar. Era algo así como un código de actuación, nunca planificado, pero real, que nació de los años en común, y además, por lo que a mí atañe, del respeto a alguien que me había demostrado repetidamente su competencia.
Albert Bertrán
Director-Gerente de Port D´Aiguadolç
Rosa Maria Busquets Vall
Subdirectora General de Ports i Costes de la Generalitat de Catalunya
Me prometió venir a Tarragona a hacer una comida de “viejos capitanes”, los cinco o seis “hermanos mayores” que me llevan enseñando ya quince años nuestra profesión de tierra y mar. Y no ha cumplido. Beberemos a su salud pero no será lo mismo.
Alfonso consiguió transmitir su ilusión por nuestra actividad como nadie de nuestro grupo. Siempre una palabra amable, un consejo, una discusión a veces por no estar de acuerdo. Siempre entregado y cimentando la Asociación de Port Bou a Alcanar.
Su último regalo fue conseguir que fuera Certified Marina Manager, soy el 333 del mundo y el segundo español gracias a él. No solo organizó el curso internacional, animando a directivos de Australia, Grecia, Francia, Inglaterra, Portugal y España a venir a Barcelona y encerrarnos a profundizar en nuestra profesión. Después nos ayudó a preparar el dossier y nos apoyó los casi dos años que duró la certificación.
Vinculado familiarmente a Tarragona, sentía mi ciudad muy suya. Hoy estamos todos aquí más solos. Huérfanos de su mirada. Nada será igual, pero todo es mejor gracias a él.
Pablo Pérez Herrero, CMM
Nautic Tarragona SA
Els sol s’amaga i apareix de nou, però quan l’efímera llum de cadascun de nosaltres s’amaga, la nit és per sempre i els somnis són eterns. Alfonso, m’hagués agradat no tenir que escriure mai aquestes línies, però malauradament ha arribat el moment en que el teu sol s’ha amagat per sempre i l’univers de tots que t’hem conegut , hem aprés i hem pogut compartir tants bons moments amb tu, s’ha fet una mica més fosc al faltar-hi la teva llum.
Domènec Gómez
Director CN Port de la Selva
Domènec Gómez
Director CN Port de la Selva
En record al Alfonso:
Al inici de la meva relació amb l’Alfonso, ràpidament es va convertir en un referent professional, algú amb una gran capacitat de treball i alta implicació en la feina. Progressivament, aquest referent professional es va convertir en amistat i també en referent personal; Sempre animós, ple de vida i valent en els seus propòsits.
Raimon Roca Roig.
Director Gerent.
Club Nàutic L'Escala
Al inici de la meva relació amb l’Alfonso, ràpidament es va convertir en un referent professional, algú amb una gran capacitat de treball i alta implicació en la feina. Progressivament, aquest referent professional es va convertir en amistat i també en referent personal; Sempre animós, ple de vida i valent en els seus propòsits.
Raimon Roca Roig.
Director Gerent.
Club Nàutic L'Escala
Recordaremos a Alfonso como una persona inteligente, valiente, con una personalidad que le hacía destacar.
Siempre dando la impresión de estar disfrutando de lo que estuviera haciendo, transmitía ingenio, intensidad, abundancia de vivencias.
Una figura siempre presente en el escenario de los puertos deportivos, resultará extraño no tenerlo más entre nosotros.
Rosa Flores
Directora-Capitán
Port Segur-Calafell
Siempre dando la impresión de estar disfrutando de lo que estuviera haciendo, transmitía ingenio, intensidad, abundancia de vivencias.
Una figura siempre presente en el escenario de los puertos deportivos, resultará extraño no tenerlo más entre nosotros.
Rosa Flores
Directora-Capitán
Port Segur-Calafell
Alfonso Echegaray fue un una persona esencial en el equipo involucrado en la construcción de Sant Carles Marina, que nació originalmente de una idea de Alfonso de poner barcos en seco.
Durante el desarrollo de la fase de construcción, la profesionalidad así como los más de 20 años de experiencia en el sector aportados por Alfonso fueron imprescindibles en la conceptualización y en sentar las bases del proyecto. Como consejero de la compañía, su agudo intelecto y contribuciones positivas durante las muchas discusiones y debates en juntas de consejo, ayudaron a tomar las decisiones adecuadas mientras su sentido del humor distendía el ambiente cuando las situaciones eran complicadas.
Un amante del mar, del sector marítimo y de la guitarra, Alfonso fue un excelente compañero para crear una nueva marina, y sin él, Sant Carles Marina no existiría hoy. El crecimiento y éxito de la marina serán siempre un homenaje a su persona.
El equipo de Sant Carles Marina está encantado y orgulloso de haber tenido la oportunidad de trabajar con él y lo tendrá siempre como parte de la compañía. Mucha gente le echará de menos tanto en Sant Carles Marina como en Marina Developments Limited en el Reino Unido.
Neil Salter
Director
Sant Carles Marina (2008 - 2010)
Un amante del mar, del sector marítimo y de la guitarra, Alfonso fue un excelente compañero para crear una nueva marina, y sin él, Sant Carles Marina no existiría hoy. El crecimiento y éxito de la marina serán siempre un homenaje a su persona.
El equipo de Sant Carles Marina está encantado y orgulloso de haber tenido la oportunidad de trabajar con él y lo tendrá siempre como parte de la compañía. Mucha gente le echará de menos tanto en Sant Carles Marina como en Marina Developments Limited en el Reino Unido.
Neil Salter
Director
Sant Carles Marina (2008 - 2010)
Carta publicada en La Vanguardia (25-26 de diciembre del 2010)
Forjado en el mar
ALFONSO ECHEGARAY(1957-2010)
Capitán de marina mercante
Está claro que quienes mueren sin haber cumplido ni los cincuenta y cinco han visto truncada su historia y el mundo, la sociedad, se ha perdido parte de su aportación.
Pero, de vez en cuando, la muerte te provoca una pérdida tan tremenda que te hace ser consciente de que lo que ha ocurrido es que te han arrancado una página entera de tu futuro. Una página de las buenas, de las que vale la pena vivir porque estaba llena de alegría, de pequeños y grandes placeres, de risas, de bromas inteligentes, de música, de charlas íntimas en el crepúsculo, de fuerza vital, de trabajo bien hecho. También de ternura. Y, sobre todo, de belleza.
Alfonso era un hombre sólido y fuerte. Supongo que sería fácil decir que se forjó en el mar y que esa es una forja muy selectiva que rompe más hierro del que templa, pero en su caso hubo algo más. Quién sabe qué tendría el líquido frío en el que hay que sumergir el metal candente para que se convierta en acero, qué extraño aditivo se encontró en su temple, para conseguir que su fortaleza y su solidez tuviesen también una espesa pátina de bondad, de honradez y de humanidad. Quién sabe cómo fue posible que, entre la estrecha trama cristalina de su esencia de herramienta, quedase tanto lugar disponible para los sueños.
Vertió esos sueños a su alrededor y, quienes le conocieron, se vieron de pronto arrastrados más allá de la frontera de lo simplemente factible e ingresando en ese amplio lugar donde reposa todo aquello que se puede conseguir si uno se atreve a intentarlo. Lo mismo podías encontrarte con él para planificar la asistencia de la asociación de puertos catalanes al salón náutico de Londres, que inclinado sobre docenas de cartas náuticas del océano Ártico valorando la posibilidad de cruzar el Paso del Nordeste, ese al que no va nadie desde los tiempos de Nansen,o estudiando la manera menos invasiva de devolverle la vida a un pequeño velero con más de cien años.
Creo que, de todos los recuerdos que Alfonso nos ha podido dejar, podríamos quedarnos con uno que es bastante gráfico. A tan sólo un mes de su muerte se empeñó en asistir a la vista de un juicio que se celebraba en Eivissa con motivo de un incendio que se produjo allí hace unos años. El resultado de ese juicio puede ser fundamental a la hora de encarar los problemas de responsabilidad civil de los puertos en el futuro, y no pareció que para Alfonso el futuro, como concepto, fuese algo digno de consideración.
Hoy estamos, mañana no estamos. Le costó mucho subirybajar de los aviones. Se mareaba al ponerse de pie. Ya caminaba con dificultad. A su lado estuvo todo el tiempo uno de sus viejos colegas, otro capitán de puerto, tan sólido como él y tan fuerte, sujetándolo del brazo, acompasando su caminar a la vacilante marcha del amigo. ¡Con tanta ternura!
Esa es la imagen que deberíamos guardar de él. La enfermedad y la proximidad del final no consiguieron borrarle la sonrisa, ni el interés por la vida ni el cariño de sus amigos.
¡Ojalá volvamos a vernos!
SERGIO ARANDA
Capitán de puerto en Vilanova Grand Marina
Forjado en el mar
ALFONSO ECHEGARAY(1957-2010)
Capitán de marina mercante
Está claro que quienes mueren sin haber cumplido ni los cincuenta y cinco han visto truncada su historia y el mundo, la sociedad, se ha perdido parte de su aportación.
Alfonso era un hombre sólido y fuerte. Supongo que sería fácil decir que se forjó en el mar y que esa es una forja muy selectiva que rompe más hierro del que templa, pero en su caso hubo algo más. Quién sabe qué tendría el líquido frío en el que hay que sumergir el metal candente para que se convierta en acero, qué extraño aditivo se encontró en su temple, para conseguir que su fortaleza y su solidez tuviesen también una espesa pátina de bondad, de honradez y de humanidad. Quién sabe cómo fue posible que, entre la estrecha trama cristalina de su esencia de herramienta, quedase tanto lugar disponible para los sueños.
Vertió esos sueños a su alrededor y, quienes le conocieron, se vieron de pronto arrastrados más allá de la frontera de lo simplemente factible e ingresando en ese amplio lugar donde reposa todo aquello que se puede conseguir si uno se atreve a intentarlo. Lo mismo podías encontrarte con él para planificar la asistencia de la asociación de puertos catalanes al salón náutico de Londres, que inclinado sobre docenas de cartas náuticas del océano Ártico valorando la posibilidad de cruzar el Paso del Nordeste, ese al que no va nadie desde los tiempos de Nansen,o estudiando la manera menos invasiva de devolverle la vida a un pequeño velero con más de cien años.
Creo que, de todos los recuerdos que Alfonso nos ha podido dejar, podríamos quedarnos con uno que es bastante gráfico. A tan sólo un mes de su muerte se empeñó en asistir a la vista de un juicio que se celebraba en Eivissa con motivo de un incendio que se produjo allí hace unos años. El resultado de ese juicio puede ser fundamental a la hora de encarar los problemas de responsabilidad civil de los puertos en el futuro, y no pareció que para Alfonso el futuro, como concepto, fuese algo digno de consideración.
Hoy estamos, mañana no estamos. Le costó mucho subirybajar de los aviones. Se mareaba al ponerse de pie. Ya caminaba con dificultad. A su lado estuvo todo el tiempo uno de sus viejos colegas, otro capitán de puerto, tan sólido como él y tan fuerte, sujetándolo del brazo, acompasando su caminar a la vacilante marcha del amigo. ¡Con tanta ternura!
Esa es la imagen que deberíamos guardar de él. La enfermedad y la proximidad del final no consiguieron borrarle la sonrisa, ni el interés por la vida ni el cariño de sus amigos.
¡Ojalá volvamos a vernos!
SERGIO ARANDA
Capitán de puerto en Vilanova Grand Marina