Barcelona abrirá una marina para grandes yates
 
El Ayuntamiento da por fin luz verde inicial al proyecto de remodelación del muelle de Pescadors
 
04/02/2011
not LV
El puerto más urbano, el que desde hace años se abre a Barcelona, se mueve. Un viejo proyecto, la apertura de una dársena deportiva junto a la nueva bocana, se ha reactivado. El Ayuntamiento ha aprobado inicialmente la modificación del plan especial de esta área de modo que pueda dedicarse al citado uso, se pueda urbanizar su entorno y construir los edificios necesarios. Otra obra, cercana a esta –en el corazón del Port Vell– y largamente discutida, la remodelación del muelle de Pescadors, también acaba de recibir luz verde municipal.
 
El primero de los proyectos, el de la marina de la bocana norte, en un principio se pensó destinar a los pescadores. El plan especial que se redactó inicialmente preveía ambos usos. Pero el rechazo de este colectivo llevó a abandonar la idea de tal modo que la actividad pesquera se quedará donde siempre ha estado –en el muelle de Pescadors– y en el terreno ganado al mar junto a la nueva puerta de acceso al puerto, pendiente de finalizar desde el 2003, se crearán entre 100 y 150 amarres para embarcaciones de recreo, una parte de las cuales estará destinada a grandes yates de hasta 70 metros de eslora. Los documentos a los que ha tenido acceso La Vanguardia indican que las obras podrían estar listas en el 2015.
 
La modificación del plan especial de todo el ámbito de la nueva bocana prevé una ampliación de la superficie por urbanizar que pasa de 129.596 a 155.877 m2. La edificabilidad también varía, reduciéndose en un 25% y quedando en 99.414 m2 de techo, de los que 16.759 corresponden al puerto deportivo. Este último dispondrá de un edificio de capitanía; otros para servicios generales, almacenes y dos inmuebles (denominados Martell y Espigó) para actividades deportivas y estaciones de carburante. Además, se construirá una marina seca que acogerá 243 embarcaciones.
 
En el espacio central de este puerto deportivo se prevé la creación de una gran plaza orientada hacia la zona de amarres, en la que confluirán los edificios comerciales, la capitanía y la marina seca, y en la que se permitirá ubicar terrazas de locales de restauración. Sin embargo, se descarta abrir locales de ocio nocturno. Mientras que en el otro extremo –el situado al final de la prolongación del paseo Joan de Borbó– se proyecta una segunda plaza elevada –más pequeña– de unos once metros sobre el nivel del mar –cota máxima de la altura de las olas que llegan a este punto– que ofrecerá magníficas vistas del puerto, la nueva bocana y Montjuïc. Desde este punto se podrá contemplar la entrada y salida de barcos de la ciudad. El plan especial también permite ubicar aquí actividades de restauración y comerciales.
 
En el lado opuesto, sobre el dique de abrigo de la bocana, que a la vez protege la futura marina, se abrirá un paseo elevado sólo accesible a pie y en bicicleta, que será otro espléndido mirador sobre el mar y que pretende ser, según indican los documentos, “la versión actualizada del histórico rompeolas del puerto”. Además, ya fuera del ámbito de la dársena pero junto a ella, se construirá un equipamiento municipal cuyo uso todavía está por determinar y se adecuarán las casitas situadas al otro lado de la prolongación del paseo Joan de Borbó. Una ya se ha remodelado. El proyecto plantea la demolición de una antigua edificación industrial para abrir la visión de los nuevos espacios públicos que se ofrecerán hacia la ciudad.
 
A pesar de su singular ubicación, que la convierte en una privilegiada plataforma sobre el mar, y de la diversidad de actividades previstas –hotel, comercios, oficinas, puerto deportivo...–, no se espera que el área de la nueva bocana reciba grandes cantidades de visitantes. Cuando todas las piezas estén en funcionamiento, el acceso a pie será el mayoritario. El estudio de movilidad de la nueva dársena estima que cada día, entre las entradas y salidas, se hagan 2.589 desplazamientos peatonales, 427 combinados con el metro (la estación más cercana es la de Barceloneta, a casi un kilómetro y medio de distancia), 152 en bicicleta, 604 en autobús (a día de hoy hay tres líneas, que se creen suficientes y que prolongarán unos metros hacia el recinto), 31 en taxi, 1.717 en coche y 334 en moto. El proyecto apunta otros dos medios para acceder a esta zona: el aéreo que cruza el puerto y que dispone de parada junto al recinto de la nueva bocana, en la torre de Sant Sebastià, y el proyecto de una línea de autobús marítimo, también terminal en este recinto, que conectaría con el Port Vell.

SBC /La Vanguardia

OPINA - VOLVER